Curiosidad

Después de casi 14 días en el interior de la oquedad de una de las paredes de la vieja vivienda rural, aislados y protegidos del exterior, son empujados por esa curiosidad innata que alberga todo ser vivo, unos jovenzuelos gorriones comunes (Passer domesticus) que se aventuran a la entrada del nido y, atónitos, contemplan un mundo nuevo lleno de luz, colores, sonidos y olores. Al mismo tiempo reclaman la continua atención de sus padres con prolíficos chillidos para que calmen su apetito y, estos, revolotean alrededor de ellos con comida en los picos y posándose en sus cercanías, como incitándolos a que den un paso más y abandones el hogar en el que vinieron al mundo. Pero finalmente, los padres han de claudicar y acudir a alimentarlos. Por hoy ya es más que suficiente el haber dado el paso de asomarse al mundo exterior en el que habrán que desarrollar más temprano que tarde el resto de sus vidas.

Todas las primaveras y veranos paso, embelesado, buenos ratos contemplando a estas aves que tengo (entre otras) por vecinos, en su ajetreada etapa reproductiva y que creo que nadie que se haya fijado en ellos, concibe una ciudad, un pueblo, una aldea, un pequeño grupo de casas sin su bandada más o menos numerosa y vivaracha de gorriones. Forman parte del paisaje urbano. Desde que escarbamos en nuestra memoria, están presentes. En las calles, en las aceras, en parques y jardines, en los tejados. Vamos, que forman parte del mobiliario urbano y, por tanto, ahí continuarán estando. Pero lo cierto es que el gorrión común anda en declive, su número, aunque nos parezcan abundantes a día de hoy, va disminuyendo en un porcentaje preocupante que ha activado las señales de alarma de que algo está pasando con esta común especie que de seguir así en no demasiados años podría entrar a formar parte del cada vez (desgraciadamente) más numeroso club de especies en peligro de extinción. Es un síntoma más de que no podemos seguir viviendo de espaldas a la naturaleza, de que es necesario un ser humano con un pensamiento renovado, dispuesto a vivir de otra manera, más acorde con los principios que desde hace millones de años han regido el engranaje que permite la vida en este único y bello planeta.

Curisidad. Grafito sobre papel Schoellershamer duria glat 250 grs/m². 17 x 13 cm. 2010

Comentarios

  1. Lo sabía Lluís, son gorriones comunes chillones. Si es que está claro, no hay más que verlos y oírlos.

    Es cierto que existe un pulso entre la pereza de los pollos para dejar el nido y las prisas de los progenitores para que lo abandonen. Cada parte tiene sus intereses.
    Excelente grafito Lluís.

    Saludos.

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  2. ¡Magnífico el dibujo!
    Tienes razón que los gorriones están desapareciendo, tengo fotos de un parque en las que se pueden ver hasta cuarenta gorriones en un acebo y ahora, en el mismo sitio apenas si puedo ver juntos unos seis. Es una pena porque son unos pajarinos bellísimos.
    Buen día

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  3. También disfruto mucho con los gorriones comunes... El resultado de tu obra, genial. Un abrazo.

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  4. Muy bueno el grafito.

    Ya había oído lo de la disminución en número de los gorriones. Supongo que entre otras causas también se debe a la competencia de las nuevas especies que andan por aquí.

    Ojalá se recuperen, siempre me ha asombrado su capacidad de adaptación.

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  5. Que maravilla,como me encanta tu trabajo, es que como siempre me quedo disfrutando de la belleza que trasmite tu obra,que puedo decir a un gran maestro,simplemente mil gracias por compartir tal belleza con nosostros a través de la pantalla los que te admiramos.

    un abrazo enorme Lluis

    Pao

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  6. Magistral obra a grafito, Lluis. E interesante también las anteriores. Me gustá eso de tu blog, que nos pongas el proceso de creación.

    En cuanto a los gorriones, cierto es que se ve cada vez menos. Lo que pocos saben es que son grandes consumidores de insectos en epoca reproductiva. Hace tiempo este siguiendo un nido y contavilicé 7 u 8 cebas en menos de media hora, en todos los casos eran saltamontes o grandes orugas.
    Sin estos agentes de limpieza a ver que hacemos.
    Un abrazo, Fran

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  7. Buenísimo Lluis. Yo asocio el sonido de los gorriones a esas tardes existenciales y eternas , de niño, rodeado del blanco de la cal de las paredes de las casas de mi pueblo y del azul celeste intenso del cielo de finales de la primavera.

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  8. Gracias, Javier. La verdad es que el nombre que les has dado tu es más acertado. De ahora en adelante les voy a llamar gorrión común chillón. Un saludo

    Cierto, Abedugu, en Gran Bretaña ya lleva camino de pasar a engrosar la lista de especies en peligro de extinción. En España, aunque el descenso no es tan alarmante, si que se viene apreciando una disminución constante desde hace unos años. Un saludo y buen día para ti también.

    Gracias Juan Carlos por tu comentario. Saludos

    Gracias Manolo. Si, creo que cualquier ser vivo, por insignificante que pueda parecer, con los que nos obsequia la naturaleza, puede depararnos instantes sumamente interesantes. Un abrazo

    Tienes toda la razón, Mamen, las nuevas especies ejercerán una importante presión pues quieren hacerse un hueco también. A esto hay que añadir el exceso de limpieza en las ciudades, la contaminación, el abandono de las zonas rurales y el uso de productos químicos, que parece que están contribuyendo a su disminución. Saludos

    Gracias Pao, por tus siempre generosos comentarios. Un abrazo

    Gracias Fran. Si, es algo en lo que no cae mucha gente. Y no sólo se limitan a consumir insectos en época de cría. Un abrazo

    Si, es cierto, Gabriel. A mi me recuerdan mucho esas tardes invernales sosegadas de la infancia en las que un cálido sol acariciaba mi rostro con el piar de los gorriones como banda sonora. Saludos

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